Creaciones

Viaje de Media Noche

Esto sucedió hace algún tiempo, y aunque parece sacado de una película de terror o algo por el estilo, fue afirmado que esto ocurrió realmente...

Un hombre estaba parado a la orilla de la carretera a medianoche haciendo autostop lo que generalmente se llama "hacer dedo", a la vez que se estaba iniciando una tremenda tormenta. Esto sucedió la madrugada de un 29 de febrero alrededor de las doce y media de la noche.

Pasó un tiempo pero nadie se paraba para llevarlo. La tormenta se hacia cada vez mas fuerte que apenas sí se alcanzaba a ver a unos dos metros de distancia, producto de la niebla fria e intensa. De repente, vio cómo un extraño auto con las luces apagadas se acercaba lentamente y al final se detuvo frente a él. El hombre, sin dudarlo por la dificil situación, se sube al auto y sin pensarlo dos veces cierra la puerta.
Mira hacia el asiento del conducotr y se da cuenta con asombro de que nadie va conduciendo el auto. Este sigue su camino suave y pausadamente.
El hombre comienza a escuchar voces que susurran algo que no entiende, y oye unos tenebrosos suspiros y quejidos, pero no hay nadie dentro del auto. Mira hacia adelante, a la carretera y con horror se da cuenta de que delante hay una curva. Asustado, comienza a rezar e implorar por su salvación al advertir su trágico destino.
Aún no ha terminado de salir de su espanto cuando, justo antes de llegar a la curva, aparece una mano tenebrosa por la ventana del chofer y mueve el volante lentamente pero con firmeza y seguridad. Paralizado del terror y sin aliento, medio cierra los ojos y se aferra con todas sus fuerzas al asiento; inmóvil e impotente ve cómo sucedía lo mismo en cada curva del oscuro camino, y los quejidos y susurros aumentaban en cada momento, lo que le provocaba tal horror que cada vez se trataba de esconder mas en el asiento.
De pronto escucha unas voces jadeantes que le dicen... No te escondas, que te podemos ver... ¿porque te escondes?
Totalmente congelado por el pánico, tras varios segundos sin atreverse a contestar, y ante las voces que insistian y repetian lo mismo una y otra vez, responde aterradamente...
¡Por favor no me hagan nada!, ¡Por favor, no!
A lo que el escucha una voz ronca, fuerte y clara que le dice...Esta es la ultima parada del bus.